lunes, 15 de julio de 2013

Paulo CoehNO.

FLASH, FLASH, FLASH INFORMATIVO!

Los frappuccinos son fríos, los cappuccinos son calientes. Los croissants se pronuncian "cruasants", no "croysans". Los smoothies son mezclas de frutas con hielo. Si ven un centímetro mas arriba, esta el nombre del platillo, para que no me pidan los ingredientes. Si, los cambiaré de lugar por decimoquinceava vez, para que no se incomoden viendo otros humanos, como lo harían en un lugar público normal.

Ah, si, HOLA!

No he publicado entrada desde hace añales, porque como ven, ya soy mujer trabajadora, y lidio con los problemas cotidianos de las ciencias mesereales. Pero lo hago por el bien común; cambiando el mundo un frappuccino a la vez.

Ya estuvo con el dramatismo. Sí, he tenido ideas espontaneas de hacer entradas, pero raras veces me levanto a una hora suficiente como para hacerlas realidad. Levantarse a horas a.m. en vacaciones no es de dios.
Una que he llevado arrastrando desde Junio aproximadamente es la de hablar sobre Paulo Coehlo. Sí, caí en el cliché de leer libros de escritores extra conocidos, de esos cuyas frases de sus libros siempre aparecen en tus actualizaciones de facebook, publicadas por algún pseudofilosofo o alguien que le quiere echar indirectas al ex. A decir verdad, tenia grandes expectativas de este escritor. Error mío.

Hace rato tenía entre mis manos el libro "Ser como el río que fluye" de Paulo Coehlo, que es una compilación de mini anécdotas e historias. Siendo sinceros, el título empalaga un poco a primera impresión, y se ve en fuerte contraste con la imagen en blanco y negro del envejecido escritor, que nos ve desde la portada con mirada que se puede interpretar como 1) Inspiradora, llena de conocimiento y experiencia o 2) Me agarraron desprevenido, tengo que posar para la foto, mierda no alcanzé a hacer duck face. Pero ya saben el dicho, no hay que juzgar por la portada de un libro, por mucho que parezca frase que termina pintado en una pared con hashtag "Acción Poética" como firma.

Nota: No queda bajo mi responsabilidad las interpretaciones que puedan formar a partir de mis opiniones. Son criticas personales, de gusto personal. A cada quien lo suyo, dejenme sacarle la garra a gusto.

   Y claro, abro el libro y empiezo a leer los cortos escritos; la mayoría de ellos abarca solo una pagina, pocas una pagina y media, y unas cuantas mas de tres paginas, así que es fácil brincar de una historia a la otra sin sentirte comprometido de terminar el libro porque lo empezaste. De igual  manera puedes leer unas tres o cuatro historias y puedes estar satisfecha con leer lo demás después. Yo sí lo termine.
   Este libro es como un ejemplo de que sí se puede publicar un libro como compilación de escritos individuales, algo así como lo que yo hago con mi blog, y por supuesto que es una de las razones por las que me interesa leerlo completo, me encantaría hacer eso en e futuro; pero las historias tienen una tendencia. La mayoría termina con alguna reflexión —refliexiones que, en mi opinión, son flojas y baratas— que debería de dejarte con un conocimiento mayor, pero en realidad te dejan un sabor raro en la boca, como que hace falta más. Algunos empalagan un poco, como las que te dicen que hacer en la vida; son unas que tienen reglas enumeradas, que te dicen que hagas esto y que no hagas esto y que vivas así y asá, y para terminarla de fregar, siempre con términos religiosos. No me malinterpreten; respeto las creencias de Coehlo y está en todo derecho de predicarlas en donde quiera, después de todo son sus libros. Igual, es una de las cosas que me repelan a mí, y le quitan un poco de crédito a lo que estoy leyendo. Nunca se aprecia un consejo no solicitado, y este no se supone que es libro de auto-ayuda.

Coehlo también dice en alguna de sus historias que es un Guerrero de la Luz. Y lo hace muy claro, repitiéndolo seguido en sus historias, y platica de ello como si el lector también lo fuera; una apropiación que no necesitaba mientras estaba leyendo, pero tolerable. Parece que muchas de sus acciones están dirigidas por los valores y actitudes que le enseñó esta practica, por lo que te agarra desprevenido platicando de algún viaje o algún encuentro o algun momento especial y de repente te encuentras siendo leccionado sobre lo que debe hacer un Guerrero de la Luz. Es algo fastidioso cuando esperas saber que pasa con el resto de la historia que estaba contando, pensando que hizo tal o cual cosa con motivos puros y de forma espontanea.

Otras historias si las disfrutaba; las anécdotas. Hay una en la que cuenta que otro escritor lo estaba entrevistando y cuestionaba su manera de escribir y lo ponía bajo una luz negativa. Coehlo fue directo y le preguntó si a el escritor le gustaban sus libros, y contestó que no, con lo que la entrevista dejó de ser falsa y empezó a ser un honesto debate, con lo que el publico, el escritor y Coehlo estuvieron mas satisfechos. Esto deja a saber que Coehlo esta perfectamente consciente que sus libros no van a ser del gusto de todos, y no es algo que lo moleste. En eso lo admiro, y por eso me agradan las anécdotas de su vida porque se sienten mas reales y mas presentes; creo que me agradan mas porque se pueden leer sin sentirse incomodo. Las experiencias supongo que son mas reales para todos que las creencias, y si, suena muy superficial. Prefiero las experiencias.

Los que están entre mi gusto y desagrado son las historias impersonales, las de grupos étnicos que ha conocido o países que ha visitado. Los cuentos son refrescantes intervalos en los que no ves por los ojos de Coehlo y te entretienes con las leyendas o mitos de otras partes del mundo; lo malo viene al final, cuando Coehlo hace sus propias interpretaciones de la moral del cuento y los aplica para lo que a él le parece mejor. Aquí empieza a ser más libro de memorias que compilación de escritos.

Note también otras cosas que me decepcionaron; naturalmente, creerías que alguien que ha escrito varios libros, ha viajado por todo el mundo y ha sido objeto de admiración de tantas personas, sería menos superficial e inseguro que las personas ordinarias, pero como reflejan sus escritos, no. Aún es una persona que le teme a la furia de Dios, que cree que todas las creencias son una, que teme que el que no tiene experiencias y vive tranquilo no vive realmente y que le huye a la muerte. Pero las creencias son creencias, y son individuales, no está en mi criticar las suyas.

Como conclusión, creo que leyendo un solo libro no se puede formar una opinión muy objetiva. Pero hasta ahorita, Ser como río que fluye parece ser que no es lo mío. Pero aun tengo ganas de leer el Alquimista; y cuando lo haga quizá lo critique igual, pero tratare de no ser tan brutal.

Bueno, acuérdense de leer objetivamente. No todas las reflexiones que parecen ser profundas lo son.


wrex.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tenias expectativas de Paulo Coehlo? Dejare este blog.

Anónimo dijo...

Eres hermosa te amo

 
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