miércoles, 5 de octubre de 2016

Transmedia, Carol y mi fangirlismo

  Tener este blog abandonado de cierta forma tiene una razón escondida muy abajo de la superficie, siendo esta superficie la excusa de falta de inspiración. Aquella razón enterrada probablemente hace de mi negligencia mucho menos complicada: ahora no leo tanto.


  Ahora tocaré un par de temas, la primera de ellas podría ser una versión de un prólogo— sí, esas secciones que omites usualmente al comenzar un libro como si fueran los comerciales antes de una película en el cine. Pero no lo llamaré así tan técnicamente para no perder tu atención antes de terminar los primeros quinientos caracteres de este escrito (osea antes de que te de más hueva).

Prelegué: Series v.s. películas.

  En cualquier contexto usualmente voy a preferir sumergirme en una serie que dedicar dos o más horas de mi tiempo a ponerle atención a una película. Una de las cosas que inexplicablemente me fascinan de las series es que conllevan casi siempre una subcultura de fanáticos; personas que se dedican a hacer análisis de cada movimiento, de cada escena y el posible razonamiento detrás de la dirección y escritura de los creadores de los guiones que interpretan nuestros actores favoritos, nuestros personajes de los que nos hemos enamorado perdidamente. Me encanta inmiscuirme en este entorno, de leer fanfics y resúmenes de episodios que me quitan la palabra de la boca y me hacen revivir cada sensación que sentí al ver lo mismo que ellos escriben, pero descrito deliciosamente en un sublime uso de las letras que me guía minuto a minuto por cada gesto sutil como una orgía de emociones. Ese tipo de entorno— transmedia, creo que se llama— es el entorno donde yo prospero. 

  De igual manera no es como si fuera inmune al deleite visual de una película bien producida con una buena historia. Claramente me capta, y obviamente causa un efecto en mi después de ello; si es suficientemente buena la voy a recordar por mucho tiempo, voy a hablar de ella en todos lados, voy a buscar todo lo relacionado a ella en internet, etc. Pero hay algo de la 'cultura' que rodea las películas que no llega a ser suficiente— una película es un gusto efímero. Se olvida rápido, tienen muy altas expectativas, deja mucho a desear. Las personas (como yo) que no entienden inmediatamente de las sutilezas que son utilizadas muy a menudo en los filmes quedan con el paladar seco inmediatamente después de una Buena Película, sedientos de las interpretaciones que suplementan aquellos analístas expertos que publican al momento sus síntesis que siempre consumo... error, devoro después de un buen episodio que me ha volteado el mundo. Después de ver una película impactante, usualmente ese impulso se sacia con la opinión de nuestros acompañantes al cine. Me he conformado últimamente con estas críticas post-filme, pero no es suficiente oír lo que tú acabas de ver. Hace falta ver todo lo que estuvo mas allá de lo objetivo.

Finalmente debí elaborar sobre todo esto para presentarles la segunda parte de mis temas a tocar:

Capitulé 1: Carol.

  De siglo a siglo de repente me interesa mucho una película, en esta ocasión ha trascendido en mi la película de Todd Hayne llamada Carol. Les voy a ahorrar el resúmen de la película en sí, pues el enfoque de mi atención es el mismo resumen.
  Antes no había llegado a la conclusión del porqué de mi preferencia por las series por encima de las películas. Solo creía que era más fácil dedicarle treinta minutos a un episodio (aunque ese te deje picado por otro, luego se te antoje ver el siguiente, luego te mueras por ver el cuarto y luego sólo uno más y así te la llevas hasta las 4 a.m.) que dos horas a una película entera. Ahora, después de buscar en internet que cosas podía saber de esta película que me había dejado con ganas de más, encontré una crítica que llamó mi atención. De un vistazo su contenido resaltaba entre los demás; naturalmente en una película romántica que involucra dos mujeres en un contexto de los 50's, el tema central de una crítica sería el hablar literalmente de este romance como "lleno de valentía, erotismo, y la sensualidad de un amor prohibido" u otras cosas típicas, o tratar de evitar ser muy obvio y hablar de la habilidad del director de "plasmar esta historia de una manera magistral", todas éstas faltantes de eso que yo más necesito leer.

 La que saltó a mi atención describe a la perfección— con palabras que bien podría haber formulado yo si no las hubiera leído de la pantalla primero—la intención de la actriz protagonista al interpretar su personaje; 

"[...] la elegancia natural que se asocia a Cate Blanchett nunca antes ha sido empleada para mejor fin que su personaje en la cautivadora y romántica Carol."
  De inmediato abrí el link asociado a este corto descriptivo, y quedé cautivada con la manera casi literaria con la que me subía y bajaba con cada párrafo al ritmo del lento ascender del contexto de la historia, describiendo el transcurso de la película con la elaboración casi estética de cada oración que tocaba cada punto fuerte de la historia, cada subjetividad minúscula que me había perdido y me hacía revivir con todos los puntos y todas las comas. Este breve análisis de la película se asemeja tanto a aquellos que leía para mis personajes favoritos de Grey's Anatomy, que me tocó en una parte de mi alma que no sabía que era sensible. Me hizo darme cuenta que yo me deleito con el subibaja emocional del entretenimiento de manera más sublime en forma de letras. Leer lo visto, me hace sentir lo visto, y descubrirlo es ...excepcional.

  Carol me capturó por su proximidad a mi realidad; ese ardiente ritmo lento pero ascendiente con la que se disfruta una atracción, la intensidad con la que se desarrolla la tensión entre dos personas que se corresponden, y la atmósfera de casi-peligro de saberse atraído por alguien de tu mismo sexo.
  Es algo que te hace sentirte en la orilla de las normas invisibles que sigues inconscientemente, de las que no necesariamente te sientes culpable de ser cruzadas pero sabes que vas contracorriente, y a propósito, y te encanta. Esa pequeña rebeldía, donde aprendes a coquetear como maestro para ser percibido por la persona pero pasar desapercibido ante los demás para no levantar sospechas; es casi un deporte, y Carol lo demuestra casi a la perfección ante los ojos de todos los públicos, una ventana pequeña que mira hacia adentro de lo que puede ser este tipo de presentación del amor.
  Aparte de ello muestra algo que a mí en particular me cautiva de alguien; los pequeños gestos inconscientes, los ademanes y hábitos, las torpezas, las elegancias. La textura de su piel, el apenas perceptible olor que solo es suyo. Todas las cosas de las que no podrías imaginar que te puedes enamorar, lo haces; y es un increíble goce de los sentidos. 

  De cierta manera no se puede esperar que una película pueda representar absolutamente cada característica de lo que es enamorarse. Para mi Carol es una de las que se acerca tremendamente, y leer que para alguien mas también representó lo mismo, y pudo plasmarlo en palabras que pueden detallar este sentimiento de una manera aún mas intensa, eso hace de un entretenimiento que sea toda una experiencia. Y es bonito, y es bueno. 

¿Qué historia ha trascendido así para ti?

                         ~w










viernes, 14 de agosto de 2015

Habits (Stay High)

Es un viernes, son las 6:39 pm. Buscaba covers de una canción con la que siempre me había sentido particularmente identificada, "Habits". De alguna manera u otra todas con las que me topaba tocaban la canción como si fuera sólo una tonada para hacerse conocer, montándose de la popularidad de ella, básicamente caminando sobre su significado. No me convenció ninguno; no hubo alguno que canalizara el dolor de esas palabras. Ninguna me movía tal como lo hacía la original. Pareciera que me hablaba a mí solamente.

No se como describir la atadura emocional que tengo con esta canción; cada una de las palabras describieron las cosas que no pude yo externar al momento en que me sucedieron. Cuando realmente me puse a escuchar la canción con atención, parecería que la estuviera viviendo. De hecho, ya lo había vivido.

Staying in my play pretend,
where the fun ain't got no end


Rodeada de ambiente de festejo, amigos y desconocidos, el único lugar donde yo me pudiera sentir remotamente viva. Cualquier otra hora del día estaba muerta, caminando. Trabajando, rodeada de colores que no podía ver.

Can't go home alone again
Need someone to numb the pain

En la penumbra de las luces negras, o bajo la amarillenta luz de las calles, en algún patio que alguien puso para albergar gente invitada y acoplada, entre la humareda del cigarro, el olor a cerveza y alcohol y la música a todo volumen para evitar escuchar mis propios tormentos. Ahí me sentía lo suficientemente desinhibida como para degustar de los labios de otra persona. Quien fuera. Con un poco de atracción bastaba para curarme a base de otros cuerpos. Mi terapia era putear, quizá en cierta medida buscaba revivir aquello tan intenso del que desesperadamente trataba de recuperarme lo mas pronto posible. Me distraía, y la canción lo dice mas elocuentemente que yo. Adormecía el dolor.

You're gone and I gotta stay high
All the time
To keep you off my mind

Vacía, pero llena de alcohol. De nicotina. Ahogándome en sustancias que no tapaban el puto hoyo negro, lacerante, sangrando en metáfora, de manera que no pudiera decir a las personas que no vivían mi realidad que sentía que realmente me sentía perecer a diario.

Spend my days locked in a haze
tryin' to forget you babe.

Entre nubes de memorias vagas, de borracheras y chismes de mis pseudoconquistas y vergüenzas, lo logré, milagrosamente. No se si aquello me hizo una persona mas fuerte o mas débil, pero sí que me hizo tener una vívida experiencia. Conocí los extremos de las emociones humanas. Estuvo (como se dice coloquialmente) cabrón.

Y sobreviví, como muchos lo han hecho ya. Nada fuera de lo común; solo mi cielo se caía, el mundo seguía bien y regresé a el pronto. Reviví con el tiempo. Volví a ver los colores.

A veces pienso en ese momento de mi vida. Mi alma esta en manos cálidas, ahora— nunca me había fijado en la mezclas de colores en los ojos de alguien, en la belleza de apreciar y de enamorarse de la completitud y la realidad de alguien, en lugar de la romantización y la imagen vaga de la persona en mi cabeza, que me terminó lastimando por estar tanalejado de la realidad. Quizás esta nueva perspicacia se lo debía a esta vivencia.

El sentir que me evoca esta canción es como una memoria táctil, interior. Al escucharla no me acuerdo de alguien sino de algo (una serie de emociones), y de mí. Oír otras versiones que obviamente no toman en cuenta el significado de la canción simplemente me parece injusticia.

Ahora entonces solo me queda escucharla una y otra vez porque ninguna explica lo que quiere decir como la original. Luego me hartaré y no volveré a escucharla hasta que coincida con ella en algún lugar de baile, pendiente de hacerme sentir aquel vestigio de melancolía que solía evocarme, para hacerme sonreír acordándome que ambas sabemos exactamente de qué trata y verla ahora como el pasado, ya no algo que me caracteriza. Fué y (con suerte) ya nunca lo será.

Escucharla es mi reivindicación del enamorarme (y ahora me enorgullezco de hacerlo bien). ~






martes, 26 de mayo de 2015

Neurotransmisiones en la radio.

  A 72 horas después de estar lejos de casa, lejos de mi amor y lejos de haber dormido bien, a medio festival de música, rodeada de chavos de mi edad y mayores, a mi me dolían un chingo los pies  (un chingamadral.) No hay nada que te haga sentir como que eres más vieja que lo que te dicen tus veintes como darte cuenta que estás tan cansada que te estás tomando en serio el anuncio donde venden ungüento natural de mentol para tus dolores. Eso y mi aberrante sobriedad quizá me estaban afectando la experiencia a mi alrededor un poco.


Mientras pensaba en cómo me he desgastado físicamente y cómo no aguantaría ver las siguientes dos bandas por tocar, subía al escenario la banda que estabamos esperando por una hora paradas mi hermana y yo, en los lugares mas cercanos al escenario que pudimos encontrar (considerando a toda la bola de acoples que acamparon ahí por dos horas). En ese momento sólo me concentré en gritar como loca y acabarme lo que restaba del redbull en mi mano, quesque porque ayudaba a aguantar. Lo bueno pasó después.
  No se si ustedes tengan experiencias con u opiniones de las drogas. Cualquiera. Desde la cafeína hasta la heroína. Hay quienes tienen la misma opinion de la última como la primera, y hay quienes piensan que hay una escala de tolerabilidad entre ellas, según supongo la escala de daño que te haga o la escala de tabú que presentan. Depende de si ves el mundo en blanco y negro, o si te dejas creer que existe una escala de grises (o en todos los colores que te hacen ver el LSD, jiji).
Entre lo que tu sistema procesa algo como esto, hay un tiempo entre lo que ansías sentir el efecto de lo que consumiste, después los primeros indicios del sentimiento y luego el clímax. Hay algunos que te dan una serie de clímax, hay otros que te dan uno solo de larga duración, qué se yo, hay de todo. De lo que sé, les digo que mas o menos en esa estructura consisten. No les diré qué tanto de eso sé yo, chismosos.

  Entre que empezaba el concierto, comenzaba a tornarme muy feliz por el simple gusto de escuchar mi música preferida en vivo; aunado a esto, comenzaba a subirme de ánimos y aliviarme los dolores la cafeína y taurina de mi bebida. Eran dos sensaciones diferentes los cuales supe diferenciar claramente.
  El efecto del energizante fue lento pero notable, pude despreocuparme un poco por saber cuanto "duraría" y la subida fue linda, pero duró como tres canciones, esperaba un bajón pero fué progresivo, entonces no fue muy notorio. El resto fue euforia pura, de gusto y de felicidad de estar envuelta en música celestia— tanto así que no sentí dolor, tanta que me mantuvo despierta y eufórica toda la noche, horas despues de que haya terminado el efecto de la bebida, que nunca llegó a tener tanta fuerza como lo tuvo el bajo de las canciones y las bocinas retumbantes en mi cuerpo.
¿Cuantas veces te has sentido tan feliz que te olvidas de tener cuerpo, de estar en este mundo? ¿Que tantas veces una experiencia te haga sentir tan bien que tu mismo cuerpo produce endorfinas como resultado? Puedo contar este tipo de experiencias en una mano.

Entre ellas, los encuentros con las personas. Particularmente una persona.

  Quizá por ello me adjudicaba hace tiempo el despectivo de puta, porque no he sido muy de buscar el high de las sustancias que te ponen hasta la madre dentro de tu propia mente; era como mi propia version del despectivo de drogadicta. Yo me conformo con un poco de alcohol para desinhibir, algo que puedo controlar a mi gusto, ya sea si necesito una cerveza para empezar la noche o un tequilita para agarrar valor para cazarme una presa y coquetear, al chile. Siempre tuve un poco de miedo de probar otras cosas, estaba muy ensañada en mi mente el concepto de las drogas.
  El tipo de subida que yo buscaba estaba siempre al alcance de algunos labios los fines de semana, un evento plácido aunque efímero. Así me gustaban mis escapes mentales, esas eran mis encumbraciones; no eran todo lo que podían ser, pero me gustaban temporalmente. En ese momento, no pudieron provocarme tanto efecto, al menos no mas del que te puede ofrecer un encuentro de una noche de fiesta.

  En estos momentos, hoy y ayer y todos los días me consume algo que se siente como si me diera una buena fumada, inyectada, masticada, como si me echara una buena tacha y me aspirara unos buenos polvos, todos los efectos en uno. Esto que siento ahora es una de esas drogas cabronas. Y no es sustancia, no es tangible.
Está dentro de alguien, y esta dentro de mí; está en medio nuestro y a los lados y a nuestro alrededor, sólo entre nosotras. Está en un par de labios que saben como ningunos otros.
Ahí, tambien ansío sentir el efecto. Ahí tambien hay climax. Ahí tambien recorre por debajo de la piel, se derrama en las venas y se desparrama en el pecho, el estomago, como una especie de pirotecnia a flor de piel, espasmódica y rítmica cuando quiere, a veces solo siguiendo el camino que tocan las almohadillas de sus dedos; eleva, ondea, estremece.

  Esta droga si se las recomiendo. Haganse adictos, tómenla y déjenla, mueran por sus estragos, sufran el sindrome de abstinencia, sobrevivan una etapa de sobriedad. Recaigan. Nunca saldrá de su cuerpo, por tiempos estará latente. Pero siempre estará ahi, esperando el siguiente toque, siempre en lo mas profundo del pecho.

  Desde esta perspectiva habiendo tenido estas experiencias (y otras, no solo con energetizantes) ahora me parece totalmente entendible cómo es que alguien tiene curiosidad de probar algo que realce las sensaciones, ¿Porqué hacer caso al tabú? Si, la gente se pierde en ellas, se envuelven y son consumidos por completo. Terminar como un cascarón de uno mismo es una idea deplorable— aunque, si les ha pasado, es comparable con el sentimiento de un corazón roto— y es imposible asomarte a ese mundo sin tener esa imagen siempre presente en la mente. No es para todos.
 
  Sin embargo la búsqueda de crear en tí mismo la posibilidad de utilizar los sentidos a su máximo potencial tiene todas las de servir como un concepto realmente tentador. Imagínate, ahora, lo rico que ha de ser una experiencia mezclada entre una de estas sustancias corporales y esta sustancia tan tuya; imagína que viaje, que sentimiento, que combinación tan genuina. No pretendo promover nada, solo reflexiono, qué interesante es el cuerpo y lo que podemos llegar a sentir. Cómo estamos construidos para enfocar nuestra realidad y nuestras percepciones alrededor de los sentidos, cómo buscamos escapar de ellas, o elevarlas, o explorar todas las posibilidades que existen en ellas.

Incluso darte un inspiradón como yo en este momento ha de mover algo en mi cerebro que me hace sentir en armonía, hace mucho que no escribía. Hasta se me antojó un porrito con mi amor. ~

domingo, 8 de marzo de 2015

Ojitos entrecerrados.

In a word full of unlikely things,
not even the most practiced philosophers
could have foreseen the deep,
unfathomable affection
growing within for you.

It surpasses all of my precedents.
It consumes me in the sweetest way.
It's all-enveloping, encapturing, onto another dimension of existence,
another reality. It sparks the very veins under my skin on fire.

In a world full of unlikely things,
falling again is the most terrifying.
However, it is, unequivocally, a worthy leap.

~

lunes, 22 de diciembre de 2014

¿Una fortaleza hecha de ladrillos de algodón?

A las 3:46am en punto de una madrugada hace algunas noches, logré definir el origen de los mas escalofriantes de mis miedos, mientras escuchaba un playlist de música minimalista progresiva, o no se que tipo de género habrá sido esa cosa. ¿Porqué será que las horas en las que surgen las mejores ideas es a las altas horas de la noche/madrugada, o algun otro lugar mundano? O bien solo puede que sea yo y mis ritmos circadianos jodidos.


En mi experiencia las introspecciones, cuando vienen de una inspiración espontánea genuina, vienen a mi por lo regular en una avalancha de pensamientos que desencadenan un momento eureka sobre alguna teoría de como funcionan las cosas, partiendo de la observación del funcionamiento de mi propia mente.  Eso no me ha sucedido en un buen rato, como se puede observar en el blog que mi ultima entrada (buena) fue desde junio o julio, por aquellos tiempos. Procuro no escribir entradas al menos de que contengan esta especie de flujo fácil de palabras. Yo atribuía mi faltas a el hecho de que había sentido la mente como encerrada. Incapaz de tolerar mis propios sentimientos y pensamientos turbulentos, cualquier inteligencia que pudiese concebir se tornó grisácea, sin chiste. Sin depth, superficial y deprimentemente vacío —enraizado, creo, a una cantidad de pendejadas por la que vivía en ese momento— y no creé nada en meses. Últimamente me he sentido mejor y ya hasta hice un poco de contenido visual y la entrada esa chafa que hice hace algunas semanas (cabe mencionar que no fue la gran cosa a mi parecer, pero eh, era progreso).
 


En este caso, mientras intentaba dormir, mi mente se fue por aquellos lugares donde uno por lo regular no quiere andar, donde se compartamentalizan las vergüenzas, los dolores olvidados, las memorias reprimidas y otros demonios que se dan vuelo en la oscuridad de la noche mientras intentas dormir. Fue tal el tormento que no soporté pensar mas y busqué santuario en el escapismo; busque música en la cual ahogarme el cráneo. Para escapar de la realidad soy experta eso si; sola me evidencío pues mi tumblr esta repleto de gifs de programas de entretenimiento que me permiten sumergirme en emociones gratas por horas y horas sin pensar en un momento en el presente (esto se conoce señoras y señores como procrastinación). No significa que escaparse en el entretenimiento sea malo; es una practica común. He sido partidaria muchas veces de creer que lo común está equivocado, pero siempre hay razón para ello. Siendo tal el caso de que las masas amamos el escapismo como deporte, ¿En donde radica la explicación de esto?


La realidad es dura de enfrentar, sin duda. Se justifica casi siempre con el maltrato de la vida y que ello es un pequeño gran fastidio. Yo creo que hay que escarbar aún más profundo.

Yo escape de mí misma, la realidad y sus complicaciones aparte. Me aterra el futuro, evito en la medida de lo posible recordar mis dolores, mis equivocaciones mas vergonzosas: pero en cualquier dado momento mi cerebro atacará por detras sin aviso alguno para enfrentarme con "mis veldades". Y creo que la razón de ello es meramente evolutiva.

Mientras la música que escogí de un menú de recomendaciones de 8tracks se escuchaba, no era suficientemente fuerte como para no escuchar mis propios pensamientos, pero si me fue estimulante para la imaginación, pues reflexioné; me di cuenta que mis miedos no son al futuro, ni al dolor ni a la verguenza. Ni siquiera a la vulnerabilidad que, debatiblemente, es la unión de todas las anteriores. Es mi propia mente, terror a mi propio razonamiento (y los lugares a donde me lleve ésta). Y ¡Eureka!

La mente esta hecha para estar siempre en guerra con sí misma, es parte de la madurez  y de la vida adulta; por eso me parece que es tan difícil la transición de la infancia a la adultez, pues de un momento a otro de repente encontramos nuestra vida plagada por la necesidad de tomar decisiones constantemente que suscitan el movimiento de nuestras vidas, sea a largo plazo o a corto da lo mismo. No fuimos entrenados para esto a lo largo de nuestra educación, o si lo fuimos no lo fue tanto al grado al que lo necesitaríamos mas adelante. Solo se nos preguntaba que queríamos ser de grande (y en su derecho esa también es una exigencia que se toma a la ligera en su magnitud).

La mente pues debe sobrevivir a su propio intelecto y no "superar" sus debilidades sino simplemente saber cuales son y cómo funcionan; esto les quita su poder de influencia. La mente débil se encierra en si misma cada vez que ocurren batallas en su interior y se convierte en una mente temporalmente indispuesta defender sus ideas más revolucionarias al exterior, por lo tanto ni ayuda ni retrasa la evolución colectiva de las mentes. Sería supongo como una especie de selección natural (sin el factor muerte) el caer en depresión; estás deshabilitado para cuestiones mayores de la emoción y la introspección— así pues avanzan quienes estén listos (mente apta) para desarrollar sus ideas y tú avanzas hasta que estés listo (mente reestablecida, fortalecida). Es selección natural ahora si, supongo, si mueres de ello. Pero la mente funciona de una manera regenerativa; en este tipo de evolución las mentes débiles no mueren para dar lugar a las adaptadas, sino que se transforman para convertirse en mentes aptas, produciendo avance.


 Entonces, la evolución ha dejado de ser física para los humanos y pasa a ser de manera metafísica: ¿El encierro de la mente (que se puede interpretar como depresión y la superación de esta) será un proceso de autocura en el cual la mente busca su propia mejora? ¿O es que seguirá engriseciendose cada vez que se suscite una disputa interior, y así hasta lograr un proceso mejorado y por lo tanto mas fuerte y seguro de pensamiento, ahora immune a si mismo por lo tanto fuerte para defenderse al mundo?
He hablado de esto en otra entrada antes (aquí) pues es que simplemente no deja de intrigarme el funcionamiento de la razón. Puede resultar irrelevante o como un tema del que no se nada, sin embargo para mí estos pensamientos son como lingotes de oro, o bien pasos en el mapa hacia el tesoro que es el auto entendimiento (y la inspiración es a mi como el ron a Jack Sparrow, ya que andamos con analogías) y me parece que esto solo refuerza mi teoría de que el siguiente paso en la evolución de la vida humana se esta logrando en este preciso instante, en nuestras mentes, para la supervivencia de las ideas. Eso creo y siempre seguiré creyendo que es absolutamente fascinante. ~


(Por si querían escuchar el playlist del que hablaba)

 
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