Son las 9:30 a.m. en domingo, estoy aún acostada en mi cama y un 30% de mi cerebro aun se siente enfiestado; pero, me llegó una idea para escribir, y no la voy a dejar ir ni a patadas. Nunca se deja pasar una oportunidad así, especialmente después de abandonar tu bló por cuatro meses, ya necesita una entradita. Sin albur.
Estaba acostada escuchando el radio a las ocho de la mañana, resistiéndome de ir por la computadora para entretenerme mientras me regresaba el sueño (como pueden ver, tengo muy poca fuerza de voluntad), y estaba en la estación de noticias, en donde hablaban de el sistema de educación y como se implementa, etc; mencionaron que los programas de artes en las escuelas normalmente ayudan al desarrollo de los alumnos, al desestrés en etapas de exámenes y demás. Luego alguien mencionó que es por la libertad de las clases; porque regularmente no hay exámenes, y tienes espacio para crear en ese tiempo.
Y es precisamente lo que pensé; hace falta creatividad.
Regresando mil años hacia el pasado, en los tiempos donde los emos apenas surgían y las tardeadas sonaban con las últimas canciones de reggaeton y todo era bello y yo era una pequeña puberta. Así es; la hermosa secundaria.
En aquel tiempo, no se si era el mismo sistema en sus escuelas, nosotros teníamos que elegir en el primer año en qué taller íbamos a querer cursar por los siguientes dos años. Teníamos varias opciones; Lectura y Redacción, Dibujo Técnico, Estructuras Metálicas (pero ese solo era para hombres), Electronica, un talller de maquinas de escribir para que salgas directo a secretariar, Computación, y, mi favorito, Música.
Teníamos tres opciones a escoger, para que cuando se crearan los grupos, si se llenaban, te ponían en tu segunda o tercera opción –no me pregunten que pasaba con la gente que no quedaba en ninguno de los tres; quizá le pedían que participara de nuevo–. Anteriormente nos habían dado una especie de tour de cómo eran los talleres ya en práctica, para tener en claro nuestra decisión; me gustaron dos, pero me enamoré de uno. Mi lista de opciones era;
- Música
- Dibujo Técnico
- Computación
Yo ya estaba lista para comprar mi flauta o posiblemente una guitarra y ponerme a hacer canciones y todo eso que siempre he querido hacer, pero el universo –o mas bien la vasta cantidad de gente que quizo quedar en el mismo taller– me traicionó. Quedé en Dibujo Técnico, y aunque pedí varias veces un cambio, incluso tratando de mover mis conexiones entre el personal de la escuela, me quedé permanentemente.
Mi pequeña yo en años pubertos y hormonosos lloró un ratito.
Después de todo, el taller no estaba tan mal; me iba muy bien, y creo que llegue a ser la favorita de la maestra, porque le traía a cada rato el café, solo le pedía que le trajera café a los mas élite del salón. Y de hecho lo que me enseñaron en ese taller me ayudó para lo que estoy estudiando en este momento; pero en los meses finales, ya por graduarme de la secundaria perdí un poco de motivación y solo hacía el trabajo por obligación, por cumplir. Creo que un elemento fundamental de eso fue que los trabajos eran lo mismo; tratar de imitar lo mejor posible las láminas que daba la maestra. En los primeros años era suficiente motivación el que mis trabajos estuvieran bien hechos y la aprobación de la maestra. Después, ya no tanto.
No es el mismo provecho que sacas de los trabajos cuando estas aprendiendo que cuando estas imitando. Hay una cierta limitación al pensamiento que tiene eso, que te digan que hacer todo el tiempo, y que te presionen con que lo hagas, y que lo hagas en cierta forma, no hay tiempo ni para respirar. Es como cuando estudias solo para pasar un examen, memorizas, y luego lo vomitas todo al dia siguiente, y no hay retencion después Por eso batallamos tanto para saber cual es la raíz cuadrada de cinco o recordar cual es la fórmula general, porque realmente no nos tomamos el tiempo de aprenderla. Yo si, porque si aprendí y todos ustedes son unos básicos. O me quede traumada con ellos, puede ser.
Aquí es cuando empezamos a culpar maestros, y luego se pasa a los padres, y se regresa a los alumnos cerrando un lindo círculo de "Quién tiene la razón". Nos concentramos mucho en culpas, cuando en realidad no tiene nada que ver con responsabilidades particulares. Simplemente, es cosa de falta de creatividad.
Cuando estas encerrado en un protocolo de estudiar para el exámen, opción múltiple, Verdadero o Falso, no queda lugar para el pensamiento, realmente no tienes espacio para ser. En este sistema, no se crea gente educada, pensadora, inteligente e independiente, no, se crean clones. Muchas latas rellenas de la misma marca de frijoles refritos, de la misma fabrica. ¿En donde queda la individualidad? ¿Cómo esperamos ver gente que piense fuera de la caja, si cuando un chavillo contesta con una respuesta fuera de lo común a una pregunta abierta, se le pone incorrecta? ¿Acaso es incorrecto pensar diferente? De esta manera se censura la creatividad, se purga poco a poco de las mentes coloridas, y las pinta de blanco y negro.
Se preguntan, ¿Cómo cambiaría yo el sistema, entonces? Pues, creo que no lo cambiaría mucho. Por eso me gustan las escuelas mexicanas en contraste de las gringas, debajo del nivel universitario. Allá todos los maestros deben tener el mismo régimen de exámenes, el mismo protocolo de materias, que enseñar, etc. Y aunque creo que si hay varianzas, todos tienen que entregar el mismo trabajo. Aquí también existen las mismas reglas; pero a los maestros aquí – al menos a los buenos– les vale y hacen lo que mejor funciona para ellos. Aveces sirve, aveces no, pero hay mucha mas libertad en ese sentido; lo que no aprendiste el año pasado lo aprendiste doble el siguiente. Creo que dejar que los maestros utilicen su propio sistema, mientras sea de beneficio, sería lo ideal. Los mejores maestros, en mi opinion, son los que tienen personalidad propía en el salon, de esos maestros de los que aprendes mucho mas que solo la materia. De ellos no te olvidas fácilmente.
También los exámenes tienen algo de culpa, porque recibe a los alumnos de otra manera de lo que son normalmente. Hay tanta tensión, tanto estrés, tanto que depende de un solo papelito al mes o incluso al semestre, que saca lo mejor y lo peor de los estudiantes. Hay gente que se desempeña bien bajo presión, y hay quienes no, y nimodo para ellos. Excluir siempre estaba mal antes, y siempre lo estará, ¿porque se permite ahora?
Hay que quitarle la tensión y el estrés al examen. Todo lo posible que haga que los exámenes sean menos terroríficos es necesario. Si yo fuera maestra incluiría preguntas con crédito extra sin relación a la materia, preguntas divertidas, o haría exámenes cada semana o todos los días, porque cuando haces algo todo el tiempo ya no te da miedo; además seria provechoso porque estudiarías muy seguido, sería costumbre en lugar de obligación. Yo se, suena horrible, pero podrían traer a sus mascotas o música o una pizza, no se. Mentira. ¿O no?
Creo que una clase perfecta sería como la de la caricatura esa de "The Magic Schoolbus" con la maestra que tenía vestidos diferentes cada clase y se llevaba a sus alumnos en un camión mágico que se metía al mar y salia al espacio y quien sabe que otras mariguanadas. Pero los camiones aun no vuelan, tristemente.
¿Que harías tú para cambiar el sistema de educación?~
2 comentarios:
La verdad es que si la educación estuviera fundamentada en la creatividad en vez de la obligación sería otra historia que contar :I
Ojalá y se pudiera tener una educación más especializada en lo que la gente es buena y no solo en lo que estipula el programa.
Te voy a engordar con tocino:3
Alguna vez en las extrañas platicas con mi madre me comentó que era necesario para el gobierno la represión de la creatividad en las escuelas porque así los jóvenes innovadores de nosotros corríamos el riesgo de pensar y dañar el sistema que se ha establecido. Lo único que nos toca hacer a nosotros como meJicanos es fomentar la creatividad desde las calles o con los compas. CHALE.
No sé a que quiero llegar con esto y ya me perdí, besitos babosos. M
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