domingo, 10 de febrero de 2013

Los límites del terreno infinito.

Nietzsche dijo que Dios estaba muerto.
Y murió loco, quizás llevado a la locura por sus opiniones conflictivas con sí mismo.

Puedo pasarme aquí la entrada dándome vueltas una y otra vez sobre los poderes celestiales de otras culturales, los mitos y leyendas, las religiones, etc. Pero eso no es a lo que quiero llegar, y los volvería locos, igual que a Nietzsche, y no necesariamente por mis atributos enloquecedores. Ese infortunio me lo guardaré yo, para cuando sea grande, vieja, y mis pensamientos comienzen a llegar al límite de su capacidad. Si decimos que los pensamientos son infinitos, imagínense lo que se necesita para llenar un espacio infinito; no culpo en lo absoluto a Nietzsche.

Les aseguro que en algún punto de sus días se han puesto a reflexionar sobre muchas cosas, sea el motivo cualquiera, el estado de animo cualquiera (en la regadera, en la cama, en el techo, aunque no sabría que estas haciendo ahí). En algún momento sintieron como si tuvieran demasiados pensamientos en la cabeza. Hasta serviría un "pensieve" (pensadero); si han leído Harry Potter sabrán que es una especie de plato hondo donde se depositan los pensamientos, las memorias o cualquier contenido de la mente, con fin de vaciar tu mente temporalmente. Sería útil algo así en la vida real, pero no eres un mago, Jarri Poter.

Entonces que finalidad tiene la razón? Sería favorable ser inocentes, ingenuos e ignorantes? O la inteligencia debe tener un límite máximo antes de volvernos cerrados, mezquinos e intolerantes? Debemos de dejar de hacernos preguntas, sino quedar en riesgo de volvernos completamente locos con nuestra propia razón?

Es fácil ver como ejemplo a tantas personas que han envejecido no por los años sino por la vida, y el tiempo que llevan encerrado en su propia mente, reflexionando cada aspecto del mundo, el pasado, el presente y el futuro. Si el tiempo tuviera una fórmula de razón, imaginaría que su gráfica se vería de forma parabólica; empezando desde cero, subiendo y subiendo hasta una cima, y desde ahí ir bajando a las profundidades donde ya no llega la cordura.
A los viejos que andan por esos rumbos de la parábola, los vemos como cascarrabias, amargados, aburridos; pero no podríamos saber que es exactamente lo que ha pasado por su  mente todo este tiempo que lo ha convertido en lo que es. Jóvenes como somos, creyendo que la vida es corta, no vemos todo los años que nos quedan por pensar.

Entonces como se lograría ser personas de reflexión,  de pensamiento profundo, sin convertirnos en personas arrogantes, amargados por las verdades a las que llegamos?

La verdad es que si eres una persona con los atributos anteriores, vas a interactuar con otras personas y sentir que su intelecto esta muy por debajo del tuyo; pero, lo quieras o no, en algún punto vas a aprender algo nuevo por medio de esas personas de cabellera blonda. Entonces, que seríamos sin los rubios?

Y me quedo en el mismo lugar donde empece. Ser rubios, o ser (metafóricamente) grises?

En mi humilde opinión, ser prematuramente amargado es igual de dañino que ser un adulto inmaduro.  No queremos ni ser aquellos que reniegan de la inferioridad de las personas que lo rodean, ni ser la señora sesentona, operada, rubia, con pechos hasta el cuello y buscando amante joven que te ve con ojos de lujuria porque te ve tiernecito.

 Entonces, un intermedio sería, creo, lo favorable, que vaya escalando a lo largo de la vida conforme aprendes. Claro, superar expectativas siempre es genial, pero, como buen comercial de cerveza, nada en exceso. Habría que evitar ser un anciano en un cuerpo de joven.

Quien quisiera vivir en forma de hipérbole, o mejor aun en forma de ovalo. Pero bueno, para eso está la vida , no? Para buscar la fórmula de como vivir. Ay pero que jjjjoto.






1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola:)

 
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